Portal Profesional de Gestión Documental

Economía mundial

  • Publicado el 28 de Noviembre de 2022

De acuerdo con las últimas Perspectivas económicas de la OCDE, se prevé que la economía mundial se ralentice durante el próximo año, mientras que la crisis energética de gran magnitud y proporciones históricas provocada por la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania, sigue alimentando las presiones inflacionistas, erosionando la confianza, el poder adquisitivo de los hogares y agravando los riesgos en todo el mundo.

Las Perspectivas ponen de relieve las expectativas inusualmente frágiles y desiguales de la economía mundial durante los próximos dos años. Se prevé que la economía mundial crezca a un ritmo netamente inferior a la evolución prevista antes de la guerra. El crecimiento en 2023 dependerá enormemente de las grandes economías emergentes de Asia, que representarán casi tres cuartas parte del crecimiento del PIB mundial el próximo año, periodo en el que EE.UU. y Europa registrarán una acusada desaceleración.

La inflación persistente, los altos precios de la energía, el débil crecimiento de la renta real de los hogares, el deterioro de la confianza y el endurecimiento de las condiciones financieras son factores que van a mermar el crecimiento. Los elevados tipos de interés, aunque necesarios para moderar la inflación, agravarán las dificultades financieras para los hogares y las empresas endeudadas. A medida que el endurecimiento de la política monetaria surta efecto, que las presiones sobre la demanda y los precios de la energía disminuyan y los costes de transporte y los plazos de entrega sigan normalizándose, la inflación se moderará gradualmente hasta el 6,6% en 2023 y el 5,1% en 2024.

El fin de la guerra y una paz justa para Ucrania serían la forma más efectiva para mejorar rápidamente las perspectivas para la economía mundial. Hasta que eso ocurra, es importante que los gobiernos pongan en marcha políticas a corto y medio plazo para afrontar la crisis, amortiguar su impacto inmediato y, al mismo tiempo, sentar las bases de una recuperación más sólida y duradera, avisan desde la OCDE.

Gestionar la crisis energética requerirá políticas de apoyo más decisivas para impulsar las inversiones en tecnologías limpias, fomentar la eficiencia energética, garantizar fuentes de suministro alternativas y armonizar las políticas con los objetivos de mitigación del cambio climático. La crisis del coste de la vida también requiere reformas estructurales que pueden tener un efecto directo sobre la renta de los hogares, reducir las restricciones al suministro y abaratar los precios. Para ello, los países deberían centrarse en políticas que mejoren el funcionamiento del comercio internacional, eleven la productividad, aborden las brechas de género en el mercado laboral y mejoren la calidad de vida.

En conclusión, según la OCDE habrá una fuerte desaceleración, sobre todo en Europa, pero es posible que el mundo evite la recesión. Para ello parece que los bancos centrales van a a tener que seguir elevando sus tasas de interés, como una manera de desacelerar el consumo y ayudar a bajar los precios de la canasta familiar. El Fondo Monetario Internacional también es partidario del incremento de tasas, pero no así el Banco Mundial, que considera que los responsables de formular políticas deberían trasladar el foco de atención hacia el aumento de la producción, más que hacia la reducción del consumo. Veremos si todas estas instituciones y gobiernos se ponen de acuerdo para conseguir superar esta crisis y conseguir que el próximo año podamos volver a la normalidad.

Rosa Arza

Editora Reproprés
rosa.arza@repropres.net

Últimas revistas