Hace unos años, invertir en equipos y sentarse a cosechar beneficios era un modelo de negocio que funcionaba bastante bien en la industria de las artes gráficas. Instalar una máquina de imprimir más rápida significaba poder producir tiradas más largas por turno. Pero llegó la revolución digital, luego una crisis económica, y el mundo de la impresión cambió para siempre.

Las prioridades pasaron a ser mejorar los márgenes y amortizar antes las inversiones. Sin embargo, adquirir equipos nuevos ya no bastaba para alcanzar estos objetivos. Entonces, la atención se dirigió hacia el rol y la funcionalidad de los programas informáticos. Estos hacían posible una producción más rápida y sin errores, un flujo de trabajo más fluido y más productividad y capacidad. Además, permitían minimizar el tiempo de inactividad y aumentar la rentabilidad.

El segmento de la impresión comercial fue el primero en abrazar las nuevas soluciones de software, en gran medida debido a la necesidad de imprimir tiradas más cortas en menos tiempo, lo que exige que la producción y el color sean uniformes de un pedido al otro. Más recientemente, el sector del gran formato ha tenido que hacer frente a requisitos similares, y se ha dado cuenta de que ya no podía permitirse producir tiradas cortas o sueltas de manera no automatizada.

Los clientes exigen uniformidad y precisión de un trabajo a otro ‒sobre todo respecto al color‒, y los pedidos deben tramitarse con la mínima intervención humana, de modo que la producción sea lo más rentable posible. Así, los sistemas funcionan de la manera más óptima.

Pensemos en la producción de banderolas, por ejemplo. Las banderolas llevan arandelas. Antes, el fabricante debía imprimir la banderola y luego medir manualmente dónde tenía que insertar cada arandela. Si instalamos un flujo de trabajo básico que incluya una tarea de preimpresión, se puede colocar el marcador de la arandela automáticamente, lo que ahorra diez minutos por trabajo. Solo el ahorro de una tirada corta puede justificar la inversión en la solución automatizada. La velocidad del equipo no lo es todo, ya que hay otros elementos que influyen en el tiempo de producción.

La automatización puede ser valiosa para cualquiera. Los distribuidores están evaluando las oportunidades y cada vez más integran soluciones de preimpresión y automatización en su oferta. Con estas, se amortiza antes la inversión y aparte se fideliza más a los clientes, lo que contribuye a expandir el negocio.

La integración debe ser una característica clave de cualquier solución de preimpresión, flujo de trabajo y automatización, de manera que la implantación sea lo más fluida posible. Es muy importante recalcarlo. El objetivo de cualquier sistema es que pueda implantarse de la forma más sencilla posible, de modo que el negocio esté funcionando de manera óptima cuanto antes. Para seguir ofreciendo una solución flexible, trabajamos con numerosos socios y siempre estamos intentando ampliar nuestra red de colaboradores.

En el pasado, los clientes se centraban en crecer, en concreto en poder producir más y así aumentar los ingresos. Ahora todas las empresas con las que trato buscan la rentabilidad. Quieren soluciones que se amorticen antes y que fomenten la productividad y la automatización. Esa es la clave para liberar todo su potencial.  La automatización ha llegado muy lejos y el universo de oportunidades sigue expandiéndose.

En la feria FESPA (stand P80), mostraremos cómo nuestras tres soluciones informáticas, Switch, PitStop y Connect, pueden ayudar a los impresores de gran formato a beneficiarse de las ventajas que nuestros clientes del segmento de la impresión comercial ya aprovechan. Por separado, puede que las virtudes parezcan menores, pero, juntas, aportan beneficios considerables. Si no, pregunte al fabricante de banderolas del que le hablaba antes. Es cliente de Enfocus, evidentemente.