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Uno de los fallecidos en el accidente aéreo en Los Alpes era un buen amigo mío

  • Publicado el 26 de Marzo de 2015
  • Pere Serrat

Aunque es a escala de todos los seres humanos fallecidos en el accidente de aviación de los Alpes franceses que deseo manifestar el más sentido pésame y mi respeto y solidaridad por sus familias y allegados, es de una de las víctimas, anunciada (aunque no nombrada por su nombre) a lo largo del primer día de la catástrofe como uno de los pasajeros que iban en la aeronave siniestrada, junto con otra persona de su misma empresa, Fira de Barcelona, de lo que quiero hablar.

Prácticamente de la misma edad que yo, conocí a Víctor Pascual en la segunda mitad de los años ochenta, cuando él dirigía una asociación de exportadores y yo otra, totalmente compatibles entre sí y en una etapa en la que el empresariado del país se empezó dar cuenta de lo que se avecinaba con la globalización de los negocios y la necesidad de salir a vender al exterior, asunto que entonces la Administración del Estado tomó bajo su égida ayudando a las asociaciones de libre adscripción (nada de cuotas obligatorias) a través del INFE, ahora ICEX, que en Cataluña tenía su competencia local, el COPCA; ambos, razonablemente dinámicos y comprensivos con el hecho exportador planetario; y nosotros, hace un cuarto de siglo ya,  dos profesionales proactivos y convencidos de esta deriva inminente del mundo de los negocios, como así fue.

Como que Víctor era una persona con un potencial humano excepcional y una madera de gran organizador de procesos complejos como es el de tutelar a los exportadores en sus primeros y posteriores pasos por todo el planeta, creamos pronto una gran relación amistosa y profesional que nos llevó a cofundar la primera asociación en España de secretarios generales y directores de asociaciones empresariales (OCSA), que presidí un servidor y vicepresidió él durante unos años.


Víctor Pasqual, durante la presentación de BTA a los medios el pasado mes de febrero

Más tarde cambié de sector y me enrolé en la dirección de otra asociación empresarial de ámbito estatal que, casualmente, era del mismo sector en el que él seguía estando y  potenciaba con su labor orientada al comercio exterior, trabajo que no colisionaba con el mío enfocado a otras facetas del empresariado (a menudo miembro de ambas entidades, las suyas y las mías) y de su cohesión y vertebración sectorial tan necesaria y, hace unos años, tan ajena a la praxis de la alta dirección.

Así que con ambos orbitando en el universo de las tecnologías y la maquinaria y procesos para las Artes Gráficas y las del Envase y Embalaje + Proceso, fue a través de esta coincidencia sectorial y mediante la sólida pertenencia a diferentes órganos organizadores o ejecutivos del ámbito ferial y congresual de Fira de Barcelona: Graphispag, Hispack, Graphintro, etc., salones profesionales excelentemente dirigidos por Xavier Castells hasta su jubilación y después, y hasta la actualidad, por el muy diplomático y siempre atento al detalle Xavier Pascual, que seguí en contacto con Víctor Pascual, hasta que él fue contratado para dirigir la BTA (Barcelona Tecnologías de la Alimentación; antes Tecnoalimentaria) en España y Portugal, no sin antes dirigir Alimentaria en México, algo que me (y supongo que ‘nos’) permitió seguir estando vinculados y disfrutando de nuestra relación profesional; yo particularmente admirando su sentido común y su, para mí, admirable serenidad ante todo tipo de imprevistos; ya saben, lo de la inteligencia emocional aplicada a los negocios… y él, como me decía, de mi poliédrica intensidad creativa en diversos campos.

En ese contexto, coincidimos estando al servicio de presidentes y órganos directivos de elevado voltaje empresarial y extrema exigencia con nuestra gestión, que cada uno a su manera implementábamos sin un ápice de relajación y con grandes dosis de creatividad y trabajo, que incluía muchos viajes por todo el mundo (con él estuve en América, Asia, África y ¡Düsseldorf! repetidas veces [DRUPA, Interpack, etc.], secuencias de nuestras vidas que compartimos a menudo junto a Xavier Pascual y que siempre dieron buenos frutos, hasta que yo abandoné el sector por motivos laborales.

Discreto, observador, afable y tremendamente cortés, mi amigo Víctor ha terminado sus días en un accidente de aviación; él, que seguro que cuantitativamente, en millas, había rodeado el planeta cientos de veces.

¡Qué gran pérdida! EPD.

 

Pere Serrat

Subdirector de elcotidiano.es
Delegado en Cataluña de elmanifiesto.com

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